martes, 6 de diciembre de 2011

Oraciones al Inmaculado Corazón de María


Oración a la Virgen Niña
Pequeña y dulce María, princesa mía, sin pecado concebida, estrella de mis días y desde niña la más perfecta profecía.
Ilumina esta vida mía, a veces enceguecida, sin ansias ni dicha y totalmente empobrecida.
Hazme, pequeña María, luz en estos días y resplandor en la oscuridad del alma mía.
Hazme niño,  pequeñito y dulcísimo para que el Buen Dios escriba lo que ha querido de ésta vida, para Su gloria y como verdad que ilumina.
Amén
Jaculatoria
Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos. (se repite 3 veces)

Oración de entrega

María yo te doy mi corazón, a cambio te pido tu Inmaculado Corazón. (se repite 3 veces)

Consagración al Inmaculado Corazón de María


Oh María, Madre de Dios, os pido con humildad de corazón, que veas nuestro interior y nuestra angustia hoy.
Tus hijos, tus pequeñitos claman despacito, como verdaderos niños, que a través de Cristo, Tu Hijo Divino, a través del Buen Dios,  Nuestro Padre Creador, y a través del Supremo artífice de verdad, el Espíritu Santo, quienes como verdadero consuelo, en todo momento, nos han regalado como Supremo obsequio  vuestro Corazón Inmaculado, consagremos, por vuestra Divina intercesión, a Tu Preciosísimo Corazón Inmaculado, nuestro trabajo, nuestro hogar, nuestro corazón, nuestra querida y necesitada Argentina, que está hoy especialmente insidiada, y todo lo que el Buen Dios nos regaló, como manifestación de Su Amor, con ello todo lo dispuesto y creado por Dios, símbolo de total perfección.
Te pedimos tus hijitos, nos regales el don de la Fe, una esperanza sin par, verdadera humildad y la perfecta caridad, inspirada en el seno mismo de la Santísima Trinidad, para ser liberados definitivamente de la iniquidad, mediante el triunfo definitivo de tu Inmaculado Corazón, fuente de toda redención.
Te pedimos además que nos enseñes a amar, y a vivir en la verdad, para alcanzar la Patria Celestial.
Amén.

Consagración a la Virgen del Carmen

Virgen del Carmen, oh Madre mía, me consagro a Ti, y confío en tus manos mi existencia entera. Acepta mi pasado con todo lo que ha sido. Acepta mi presente con todo lo que es. Acepta mi futuro con todo lo que será. Con esta total consagración te confío cuanto tengo y cuanto soy, todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo y de tu Esposo Santísimo.
Te confío mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón. Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y mis temores, mis esperanzas y mis deseos, mis tristezas y mis alegrías. Cuida de mi vida y todas mis acciones para que sea más fiel al Señor Trino y Uno, y con tu ayuda alcance la salvación. Te confío, Oh gran Señora, mi cuerpo y mis sentidos, para que sean puros siempre y me ayuden en el ejercicio de las virtudes. Te confío mi alma, para Tú la preserves de las tentaciones del mundo, de la carne, y de Satanás. Hazme participar  de una santidad similar a la tuya; vuélveme conforme a Jesucristo, ideal de mi vida. Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi devoción para que me ayudes a no envejecer en la Fe. Te confío mi capacidad  y ganas de amar como has amado Tú, y como Jesús quiere que se ame. Te confío mis incertidumbres y mis angustias, para que en tu Corazón encuentre seguridad, sostén y luz en cada instante de mi vida.
Con esta consagración me empeño en seguir tu vida de humildad, mansedumbre, y pureza. Acepto las renuncias y los sacrificios que esta elección conlleva y te prometo con la gracia de Dios y con tu ayuda ser fiel al empeño tomado. Oh, Madre de todos los hombres, Soberana de mi vida y de mi conducta, dispón de mí y de todo lo que pertenece para que camine siempre en el Evangelio bajo tu guía, oh Estrella del Mar. Oh Reina del Cielo y de la Tierra, Madre Santísima del Redentor, soy todo (a) tuyo (a), oh Virgen del Carmen, y a Ti quiero  unirme ahora y siempre para adorar a Jesucristo, junto a los Angeles y a los Santos, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.
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MAGNIFICAT, el canto de María (Lucas 1, 46-55)
Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi Espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre es Santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de Su Brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.
Amén.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

SAN JOSE


MEDITANDO CON SAN JOSÉ


PENSAMIENTOS E INVOCACIONES



Día 1º- Padre de Jesús. Escogido por el Eterno Padre, con amor previsor, para ser un padre para Jesús, tú, oh san José, has sido uno de los principales interlocutores en el plan de la salvación, según las promesas de Dios a su pueblo.
Ayúdame, san José, a leer hoy, el proyecto de Dios sobre mi vida, conforme a su plan de salvación.

Día 2º- Hombre de los proyectos divinos. Durante tu vida, tú, san José, no te has preocupado por hacer cosas grandes, sino por cumplir bien la voluntad de Dios, inclusive en las cosas más sencillas y humildes, con mucho empeño y amor.
Enséñame, san José, la prontitud en buscar y realizar la voluntad de Dios.

Día 3º- Esposo de la Madre de Dios. Después de la perturbación inicial, oh san José, tu ‘sí’ a la voluntad de Dios fue claro y preciso, aceptando a María como tu esposa. Fue por tu ‘sí’ que Jesús formó parte, a pleno derecho, de la estirpe de David ante la ley y ante la sociedad.
Te confiamos, oh san José, a todos los padres, para que, siguiendo tu ejemplo, acepten en los hijos el don inestimable de la vida humana.

Día 4º- Hombre del silencio. Junto a Jesús y a María, san José, fuiste hombre del silencio. Tu casa fue un templo. ¡Un templo donde lo primero fue el amor!
Enséñame, oh san José, a dominar mi locuacidad y a cultivar el espíritu de recogimiento.

Día 5º- Hombre de fe. Aún más que Abraham, a ti, san José, te tocó creer en lo que es humanamente impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación del Hijo de Dios.
Fortalece, oh san José, a quien se desanima y abre los corazones para confiar en la Providencia de Dios.

Día 6º- Hombre de la esperanza. Oh San José, tú has vivido en una actitud de serena esperanza ante la persona de Jesús, de quien, durante tu vida, jamás pudiste vislumbrar algo que revelara su divinidad.
Aumenta, san José, mi capacidad de esperanza, alimentando el aceite para mis lámparas de espera.

Día 7º- Hombre del amor a Dios. Oh san José, tú diste pruebas de entrega plena y total a tus seres queridos, Jesús y María, y con ello dabas gloria a Dios.
Enséñame, oh san José, a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas, y al prójimo como a mí mismo.

Día 8º- Hombre de la acogida. Oh san José, tu trabajo te llevaba a relacionarte a menudo con la gente, y en ello diste pruebas de atenta cortesía y de calurosa acogida.
Oh san José, ¡que yo sepa descubrir aquellos gestos que me hacen imagen viva de la disponibilidad con que Dios nos recibe tal como somos!

Día 9º- Hombre del discernimiento. No te fue tan fácil, oh san José, discernir entre las circunstancias de la vida lo que Dios quería de ti para tu misión y tu familia.
Ayúdame, oh san José, a intuir entre los acontecimientos del día el paso de Dios por mi vida.

Día 10º- Hombre de la docilidad. ¡Qué hermosa fue tu docilidad, oh querido santo, en actitud de constante atención a la Sagrada Escritura y a la voluntad de Dios!
Aleja de mí, oh san José, la presunción, el apego tonto a mis opiniones, la obstinación de seguir sólo mis ideas.

Día 11º- Hombre de la entrega. Tú, oh san José, no perdías tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas con disgusto o mala gana.
Ayúdame, oh san José, a no ser flojo en mis responsabilidades, sino a dedicarme a mis quehaceres con la máxima entrega.

Día 12º- Hombre de la sencillez. Ser persona sencilla como tú, oh san José, no es sólo una dimensión del carácter, sino una virtud adquirida con el esfuerzo diario de hacerse disponible a los demás.
Ayúdame, oh san José, a no ser persona complicada, retorcida, e inaccesible, sino amable, sencilla y transparente.

Día 13º- Hombre de la confianza. Tu seguridad, oh san José, se cimentaba en la atención y adhesión constante a la voluntad de Dios, tal como iba manifestándose día tras día.
Haz, oh san José, que yo tenga la seguridad de quien confía en Dios, sabiendo que en cualquier situación, aunque adversa, estoy en sus manos.

Día 14º- Hombre de la paz. Tú, oh san José, como padre has educado a Jesús adolescente hacia aquellos valores que luego Él predicó, proclamando felices a “los que trabajan por la paz”.
Oh san José, ayúdame a promover la paz en mi propia familia y en el ambiente donde vivo y trabajo.

Día 15º- Ejemplo de humildad. ¡Cómo te sentías pequeño a tus ojos, oh san José! ¡Cómo amabas tu pequeñez! Siempre en la sombra, mantuviste tu vida bien escondida para responder al proyecto de Dios.
Ayúdame, oh san José, a huir de la vanagloria. Haz que encuentre gusto en la humildad y en relativizar mis intereses personales.

Día 16º- Ejemplo de fortaleza. Sin duda, oh san José, tu fortaleza, como jefe de familia, fue fundamental en los momentos cruciales que los Evangelios nos dejan entrever. Pero seguramente se consolidó luego en el trabajo de cada día.
Ayúdame, oh san José, a no desfallecer frente a las tentaciones, fatigas y sufrimientos.

Día 17º- Ejemplo de obediencia. Fue admirable tu obediencia en lo poco que los Evangelios nos revelan. Obedecer, casi a ciegas, a lo que las circunstancias iban indicándote como querer de Dios.
Aleja de mí, oh san José, todas las excusas que mi egoísmo y flojera me presionan para no cumplir la voluntad de Dios.

Día 18º- Ejemplo de justicia. El evangelio te definió hombre justo, querido san José. Lo cual para nosotros ahora significa ser persona que actúa para con Dios y los hombres con rectitud y honestidad.
Alcánzame, oh san José, la ayuda para mantener actitudes sanas en mis relaciones con Dios y los hombres.

Día 19º- Ejemplo de prudencia. Tu prudencia, querido santo, se manifestó en la correcta valoración de las circunstancias para tomar en tu vida aquellas decisiones que mejor favorecían a tu propia familia.
Haz, oh san José, que yo no tome decisiones importantes sin antes valorar bien a quienes realmente puedan afectar.

Día 20º- Ejemplo de pobreza. La vida pobre y escondida en Nazaret, a lado de tus seres queridos, te llevó, querido santo, a ser un trabajador responsable y activo, sin escatimar sacrificio alguno.
Obtenme, oh san José, la gracia del espíritu de pobreza, siendo responsable en mis quehaceres.

Día 21º- Ejemplo de gratitud. Nadie después de tu esposa, querido san José, recibió, de la bondad de Dios, tanto como tú. Y después de María, nadie cultivó tanto un corazón agradecido por los dones recibidos.
Haz, oh san José, que yo sea consciente de los dones que Dios me otorga cada día.

Día 22º- Ejemplo para los obreros. Como cada uno de nosotros, también tú, oh san José, sentiste la fatiga y el cansancio del trabajo de cada día.
Ayúdame, oh san José, a valorar la dignidad de mi trabajo, sea cual sea, y a cumplirlo con entusiasmo y responsabilidad.

Día 23º- Ejemplo de la misión. Aunque con una vida escondida, tú, oh querido santo, has cumplido una misión específica, única e irrepetible en la historia.
Haz, oh san José, que yo pueda con la palabra y con el testimonio de vida, colaborar en la misión de la Iglesia para la construcción del reino de Dios.

Día 24º- Custodio de la virginidad. Como esposo de la Madre de Dios cuidaste con amor casto su virginidad respondiendo así al proyecto de Dios.
Haz, oh san José, que yo viva con responsabilidad mi vocación específica, educando y fomentando mi capacidad de amar.

Día 25º- Consuelo de los que sufren. Oh san José, tu vida no estuvo exenta de la sombra del dolor, que has asumido con mucha serenidad y paz del corazón.
Ayúdame, oh san José, a darme cuenta de que una vida de amor no puede estar exenta de la sombra del sufrimiento para que encuentre el camino hacia la verdadera felicidad.

Día 26º- Esperanza de los afligidos. En tu vida, oh san José, no todo fue claro y fácil de comprender. Sin embargo, supiste ubicarte siempre con la seguridad que te daba la esperanza de estar en las manos de Dios.
Te ruego, oh san José, de consolar hoy a todos los que están afligidos por cualquier causa. Llena sus días de personas amigas y desinteresadas.

Día 27º- Patrono de los moribundos. Tú, oh san José, tuviste la suerte de morir asistido por Jesús y tu esposa María. ¡Nadie podría desear algo mejor en el momento más decisivo de su vida!
Asísteme, oh querido santo, en el momento de mi muerte.

Día 28º- Amparo de las familias. Oh san José, la Escritura afirma que a lado tuyo y de María, Jesús “crecía en edad, sabiduría y gracia”.
Te ruego, oh san José, por los niños y los jóvenes para que encuentren en su familia y en la comunidad el ambiente ideal para crecer sanos y felices.

Día 29º- Modelo de vida doméstica. Oh san José, en la Familia de Nazaret asumiste plenamente tu responsabilidad, con espíritu de colaboración y de humildad.
Haz, oh san José, que los padres sepan unir todas las potencialidades del amor humano con una buena vida cristiana.

Día 30º- Terror de los demonios. Oh san José, fortificado por la Palabra de la Escritura, has podido vencer las tentaciones siempre.
Libera, oh san José, mi corazón y mi mente de toda tentación, para que sea un buen cristiano y un honrado ciudadano.

Día 31º- Patrono de la Iglesia Universal. Oh san José, por la misión que te fue confiada, asistes a la Iglesia de Cristo, haciendo que camine siempre en la verdad y en el amor, para ser luz del mundo.
Guía, querido santo, a la Iglesia de Cristo en el camino de la santidad, para que sea siempre más eficaz y alegre anunciadora del Evangelio.


LETANÍAS A SAN JOSÉ


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
(se repite)
"
"
"
"
Dios Padre celestial.
Dios Hijo Redentor del mundo.
Dios Espíritu Santo
Santísima Trinidad, un solo Dios.
Ten piedad de nosotros
"
"
"
San José.
Descendiente ilustre de David.
Lumbrera de los Patriarcas.
Esposo de la Madre de Dios.
Custodio purísimo de la Virgen.
Padre defensor del Hijo de Dios.
Solícito defensor de Cristo.
Jefe de la Sagrada Familia.
José justísimo.
José castísimo.
José prudentísimo.
José fortísimo.
José obedientísimo.
José fidelísimo.
Espejo de paciencia.
Amante de la pobreza.
Modelo de obreros y artesanos.
Gloria de la vida doméstica.
Custodio de Vírgenes.
Amparo de las familias.
Consuelo de los menesterosos.
Esperanza de los enfermos.
Patrono de los moribundos.
Protector de la santa Iglesia.
Padre de nuestra Familia.
Ruega por nosotros
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"
"
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
Óyenos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
Ten piedad de nosotros.


Oremos:
Señor, Jesús, que te dignaste elegir a san José para esposo de tu Madre santísima, te rogamos nos concedas tener en el cielo por intercesor, al que veneramos en la tierra como protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN DE LA FAMILIA A SAN JOSÉ


San José,
queremos poner
bajo tu protección
a nuestra familia,
para que cada uno de nosotros
viva en la fidelidad al Espíritu,
en la escucha y cumplimiento
de la Palabra de Dios.
Sé para nosotros el modelo
del amor desinteresado,
que busca en primer lugar
la felicidad
de mi familia.
Amén.



ORACIÓN DE LOS PADRES


Oh santo esposo de María,
por el don que tú hiciste
de ti mismo
al servicio de su divina maternidad,
bendice nuestro matrimonio,
para que en nuestros corazones
reine la unión, la paz
y la concordia.
Junto con María
protege a nuestra familia
para que seamos siempre
fieles a nuestra misión
de esposos y padres,
en el mutuo amor y respeto.



ORACIÓN DE LOS HIJOS


Oh padre de Jesús,
tú que has tenido la suerte
de cargar en tus brazos a Jesús,
de acariciarlo;
protégenos también a nosotros
con tu amor paterno.
Defiéndenos
contra todo peligro
del alma y del cuerpo.
A ejemplo de Jesús,
haznos crecer
en edad y sabiduría,
para que podamos vivir siempre
en el amor de Jesús y María.

lunes, 24 de octubre de 2011

¿ Cómo orar con Dios ?


Oración
Oración es la tercer parte del plan básico de batalla. Aquí esta una detallada referencia para asistirte en el estudio sobre la oración:

La definición de oración:
La oración es comunión con Dios. Toma diferentes formas pero básicamente ocurre cuando un hombre habla con Dios y Dios habla con el hombre. La oración es descrita como:
Invocación del nombre del Señor: Génesis 12:8.
Clamor a Dios: Salmos 27:7, 34:6.
Acercarse a Dios: Salmos 73:28, Hebreos 10:22.
Buscar : Salmos 5:3.
Levantar el alma: Salmos 25:1.
Levantar el corazón: Lamentaciones 3:41.
Derramar el corazón: Salmos 62:8.
Derramar el alma: I Samuel 1:15.
Clamar al cielo: 2Crónicas 32:20.
Implorar al Señor: Éxodo 32:11.
Buscar a Dios: Job 8:5.
Buscar el rostro del Señor: Salmos 27:8.
Hacer súplicas: Job 8:5, Jeremías 36:7.
La vida de oración de Jesús:
La oración fue una estrategia importante del Señor Jesús:
Jesús hizo de la oración una prioridad:
Oró en cualquier momento del día o de la noche: Lucas 6:12-13

 Tuvo prioridad sobre el comer: Juan 4:31-32.
 Tuvo prioridad sobre los negocios: Juan 4:31-32.
La oración acompañó cada evento de importancia:

·         En Su bautismo: Lucas 3:21-22.

·         Durante su primer viaje ministerial: Marcos 1:35, Lucas 5:16.

·         Antes de la elección de los discípulos: Lucas 6:12-13.

·         Antes y después de la alimentación de los 5.000:  Mateo 14:19, 23; Marcos 6:41, 46; Juan 6:11, 14-15.

·         Después de la alimentación de los 4.000: Mateo 15:36; Marcos 8:6,7.

·         Antes de la confesión de Pedro: Lucas 9:18.

·         Antes de la transfiguración: Lucas 9:28, 29.

·         Al regreso de los 70: Mateo 11:25; Lucas 10:21.

·         En la tumba de Lázaro: Juan 11:41-42.

·         En la bendición de los niños: Mateo 19:13.

·         A la llegada de ciertos griegos: Juan 12:27-28.

·         Ante de la hora de Su mayor angustia: Mateo 26:26-27; Marcos 14:22-23; Lucas 22:17-19.

·         Por Pedro: Lucas 22:32.

·         Por la venida del Espíritu Santo: Juan 14:1-6.

·         En el camino a Emaús: Lucas 24:30-31.

·         Antes de Su ascensión: Lucas 24:50-53.

·         Por Sus seguidores: Juan 17.

·         La oración que Jesús enseñó está registrada en Mateo 6:9-13.

Tipos de oración:

Pablo exhorta a los creyentes a orar siempre con “toda oración” (Efesios 6:18). Otra traducción de la Biblia dice “orando con todo tipo de oración” (traducción Goodpseed). Esto se refiere a los varios niveles y tipos de oración.



Niveles de oración:

Hay tres niveles de intensidad en la oración: Pedir, buscar, y golpear:

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7-8).

Pedir es el primer nivel de oración. Es simplemente presentar un pedido a Dios y recibir una inmediata respuesta. En orden a recibir, la condición es pedir:

“... pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Santiago 4:2).

Tenemos la poderosa arma espiritual de la oración, pero muchos no la usan. Ellos no piden, y por causa de esto no reciben.

Buscar es un nivel más profundo de oración. Este es el nivel de oración en el que las respuestas no son tan inmediatas como en el nivel de pedir. Los 120 se reunieron en el aposento alto donde “continuaron” en oración como un ejemplo de buscar. Estos hombres y mujeres buscaban el cumplimiento de la promesa del Espíritu Santo y continuaron “buscando” hasta que la respuesta vino (Hechos 1-2).

Golpear es aún un nivel más profundo. Es oración persistente cuando las respuestas se retrasan en llegar. Es ilustrado por la parábola de Jesús dicha en Lucas 11:5-10. el nivel de golpear es el nivel más intenso de la guerra espiritual en oración. Esta ilustrado por la persistencia de Daniel que continuo golpeando a pesar del hecho que no veía resultados visibles ya que Satanás estorbaba en la respuesta de Dios (Daniel 10).
Tipos de oración:

Hay varios tipos de oración ilustrados en el modelo de oración dado por el Señor (Mateo 6:9-13). Los tipos de oración incluye:

1.     Alabanza y adoración:

Entras en la presencia de Dios con alabanza y adoración:

“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza.

¡Alabadlo, bendecid su nombre!” (Salmos 100:4).

Adoración es rendir honra y devoción. Alabanza es acción de gracias y una declaración de gratitud no sólo por lo que Dios ha hecho sino por lo que Él es. Has de adorar a Dios en espíritu y verdad:

“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren” (Juan 4:23-24).

La alabanza y la adoración pueden ser con:
Cantos: Salmos 9:2,11; 40:3; Marcos 14;26
Alabanza audible: Salmos 103:1.
Gritos: Salmos 47:1.
Levantamiento de manos. Salmos 63:4; 134:2; 1 Timoteo 2:8.
Aplausos: Salmos 47:1.
Instrumentos musicales: Salmos 150:3-5.
Puestas en pie: 2 Crónicas 20:19

Postración: Salmos 95:6.
Arrodillamiento: Salmos 95:6.
Acostamiento: Salmo 149:5.
El guerrero de Dios en el mundo del espíritu es mostrado con...
“Exalten a Dios con sus gargantas y con espadas de dos filos en sus manos” (Salmos 149:6).

2. Compromiso:

Ésta es oración comprometiendo tu vida y voluntad a Dios. Incluye oraciones de consagración y dedicación.

3. Petición:

Las oraciones de petición son pedidos. Los pedidos deben ser hechos conforme a la voluntad de Dios revelada en Su Palabra escrita. Las peticiones pueden  estar en el nivel de pedir, buscar o golpear. Súplica es otra palabra para éste tipo de oración. La palabra súplica significa “implorar a Dios o apelar ardientemente a Él por una necesidad”.

4.     Arrepentimiento y confesión:

Una oración de confesión es arrepentirse y pedir perdón por el pecado:

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

5.     Intercesión:

Intercesión es oración por otros. Un intercesor es aquél que toma el lugar de otro o pide por el caso de otro. La Biblia registra que en un tiempo Dios miró a la tierra y vio que no había intercesor:

“Vio que no había nadie y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo y lo afirmó su misma justicia” (Isaías 59:16).

Cuando Dios vio que no había intercesor Él suplió la necesidad. Él envió a Jesús:

“Pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).

“...Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34).

“Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. “ (Hebreos 7:25).

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo” (1 Juan 2:1).

Un abogado en una corte de justicia es un asistente legal o un consejero que pide por la causa de otro. La intercesión en la guerra espiritual es orar a Dios a favor de otra persona. Algunas veces esta intercesión es con entendimiento. Intercedes en tu propia lengua nativa:

“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que tienen autoridad...” (1 Timoteo 2:1-2).

En otras ocasiones, la intercesión es hecha por el Espíritu Santo. Puede ser con gemidos resultantes de una pesada carga espiritual. Puede ser en una lengua desconocida. Puede ser intercesión por otro o el Espíritu Santo intercediendo por ti. Cuando esto sucede, el Espíritu Santo habla por medio de ti orando directamente a Dios y conforme a la voluntad de Dios. Tú no entiendes este tipo de intercesión:

“De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).

Este es el nivel más profundo de oración intercesora y el más efectivo en la guerra espiritual.

El modelo de oración:

Durante el ministerio terrenal de Jesús Sus discípulos una vez vinieron a Él con un pedido interesante:

“... uno de sus discípulos le dijo: —Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” (Lucas 11:1).

Los discípulos no preguntaron sobre cómo predicar o realizar milagros. No buscaron lecciones sobre cómo construir relaciones más duraderas. No inquirieron sobre la sanidad física. Pidieron que se les enseñara cómo orar.

¿Qué produjo este deseo? Fue el efecto visible de la oración en la vida y ministerio de Jesús. Los discípulos habían presenciado los poderosos resultados de esta estrategia espiritual en acción.

Lee el modelo de oración y observa los varios tipos de oración que hemos discutido:

·         Padre nuestro que estás en el cielo,                                       Alabanza y adoración
·         Santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
·         Hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra.     Compromiso
·         El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.                                Petición
·         Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
·         Perdonamos a nuestros deudores.                                          Confesión e intercesión
·         Y no nos metas en tentación,                                               Petición
·         Mas líbranos del mal;
·         Porque tuyo es el reino, y el poder,                                        Alabanza y adoración
·         Y la gloria, por todos los siglos. Amén.
(Mateo 6:9-13).





CÓMO ORAR:

Busca cada una de las siguientes referencias en tu Biblia para aprender cómo debes orar:

·         La oración es para ser hecha a Dios: Salmos 5:2

·         La repetición vana está prohibida pero la repetición sincera no: Mateo 6:7; Daniel 6:10; Lucas 11:5-13; 18:1-8.

·         Pecas al negarte orar por otros: 1 Samuel 12:23.

·         Orar con entendimiento (en una lengua conocida): Efesios 6:18.

·         Orar en el Espíritu: Romanos 8:26; Judas 20.

·         Orar conforme a la voluntad de Dios: 1 Juan 5:14-15.

·         Orar en secreto: Mateo 6:6.

·         Se busca más calidad que cantidad. La oración no es exitosa a causa del “mucho hablar”: Mateo 6:7.

·         Orar siempre: Lucas 21:36; Efesios 6:18.

·         Orar continuamente: Romanos 12:12.

·         Orar sin cesar: 1 Tesalonicenses 5:17.

·         Ora al Padre en el nombre de Jesús: Juan 15:16.

·         Con una actitud atenta: 1 Pedro 4:7.

·         Conforme al ejemplo del modelo de oración: Mateo 6:9-13.

·         Orar con un espíritu perdonador: Marcos 11:25.

·         Orar con humildad: Mateo 6:7.

·         Algunas veces se acompaña la oración con el ayuno: Mateo 17:21.

·         Orar fervientemente: Santiago 5:16; Colosenses 4:12.

·         Orar con sumisión a Dios: Lucas 22:42.

·         Usar las estrategias de atar y desatar en oración: Mateo 16:19.

Oración del Joven - Animación

Por qué debes orar:

·         Por la paz de Jerusalén: Salmos 122:6.

·         Obreros en la cosecha: Mateo 9:38.

·         Que no entres en tentación: Lucas 22:40-46.

·         Por aquellos que te maldicen y vituperan (tus enemigos):  Lucas 6:28.

·         Por todos los santos: Efesios 6:18.

·         El enfermo: Santiago 5:14.

·         Unos por otros (llevando las cargas de otros): Santiago 5:16.

·         Por todos los hombres, reyes, y aquellos en autoridad: 1 Timoteo 2:1-4.

·         Por las necesidades diarias: Mateo 6:11.

·         Por sabiduría: Santiago 1:5.

·         Por sanidad: Santiago 5:14-15.

·         Por perdón: Mateo 6:12.

·         Para que se haga la voluntad de Dios y que Su reino sea establecido: Mateo 6:10.

·         Por ayuda en la aflicción: Santiago 5:13.

ORAR LAS PROMESAS:

“Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3).

Dios responde a la oración conforme a Sus promesas. Cuando no pides sobre la base de estas promesas, tu oración no es respondida. Es similar a la manera en la que un padre se relaciona  con sus hijos. Ningún padre se compromete en darle a sus jóvenes cualquier cosa que quieran o pidan. Él deja claro que hará ciertas cosas y no otras. Dentro de estos límites el padre responde los pedidos de sus hijos.

De la misma manera es con Dios. Él ha dado promesas y ellas constituyen la base apropiada para la oración. Aprendamos qué Dios ha prometido y oremos conforme a las promesas de Dios. Una manera de hacer esto es ir por la Biblia y marcar todas las promesas que Dios ha hecho. Usa tu Biblia en la medida que oras y basa tus oraciones sobre estas promesas.

OBSTÁCULOS A LA ORACIÓN:

·         Pecado de cualquier tipo: Isaías 59:1-2; Salmos 66:18; Isaías 1:15; Proverbios 28:9.

·         Ídolos en el corazón: Ezequiel 14:1-3.

·         Un espíritu no perdonador: Marcos 11:25; Mateo 5:23.
·         Egoísmo, motivos equivocados: Proverbios 21:13; Santiago 4:3.
·         Hambre de poder, oraciones manipuladoras: Santiago 4:2-3.
·         Malos tratos de la pareja matrimonial: 1 Pedro 3:7.
·          Auto justificación: Lucas 18:10-14.
·         Incredulidad: Santiago 1:6-7.
·         No permanecer en Cristo y en Su Palabra: Juan 15:7.
·         Falta de compasión: Proverbios 21:13.
·         Hipocresía, orgullo, repeticiones sin sentido: Mateo 6:5; Job 35:12-13.

·         Por no pedir conforme a la voluntad de Dios: Santiago 4:2-3.
·         Por no pedir en el nombre de Jesús: Juan 16:24.
·         Estorbos de demonios satánicos: Daniel 10:10-13; Efesios 6:12.
·         Por no buscar primero el Reino: es solamente cuando buscas el Reino de Dios que se te prometen las “otras cosas”: Mateo 6:33.
·         Dios tiene un propósito mayor al negar tu pedido: 2 Corintios 12:8-9.
·         Cuando no sabes orar como debes, la oración es obstaculizada. Este es el por qué es importante permitirle al Espíritu Santo  orar a través de ti: Romanos 8:26.

 CUÁNDO NO ORAR:

Es importante aprender a esperar delante del Señor en oración por Su guía y dirección antes de actuar. Pero es igualmente importante saber cuándo no orar. Cuando Dios te llama a la acción, debes actuar, no continuar orando.

Por ejemplo, las aguas amargas de Mara cuando Moisés clamó al Señor, Dios le mostró exactamente qué hacer para endulzar las aguas. No había necesidad de esperar adicionalmente en el Señor en oración. Moisés había de actuar sobre la base de los que Dios le había revelado. Lo mismo fue cierto de Josué cuando ora en motivo de la terrible derrota de Israel en Hai. Dios reveló que había pecado entre el pueblo de Israel. El le dijo a Josué...

“—¡Levántate! ¿Por qué te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado... Levántate, santifica al pueblo” (Josué 7:10,12,13).

No era el tiempo de orar. Era el tiempo de actuar en la dirección dada en oración. Algunas personas usan la oración como una excusa para evitar comprometerse y actuar en función de lo que Dios les ha dicho que hagan.

Otros continúan orando cuando Dios ya ha respondido, pero no les gusta la respuesta. Repasa la historia de Balaam en Números 22. Ten en cuenta especialmente los versículos 18-19. Balaam no tenía derecho de ir a Dios con el mismo asunto porque Dios le había claramente prohibido tener algo que ver con él (ver Versículo 12).

 La oración es hablar con Dios

Dios siempre quiere escucharles cuando usted ora. Usted puede hablarle en oración como si está conversando con un buen amigo personal, usando su vocabulario diario. No es necesario usar palabras especiales. Dios le entiende y se preocupa por usted, por sus sentimientos y por lo que ocurre en su vida. Él tiene contado hasta el cabello (que tiene o se le ha caído) de su cabeza; si Él ve a cada ave que cae al suelo ¿cuánto más valor tiene usted para Él?

Dios le ama y quiere que usted hable con Él. Él le escucha cuando usted ora. Dios se interesa por el más complejo detalle de su vida. Aunque Dios ya sabe lo que está ocurriendo en su vida, a Él le da gran placer cuando usted decide compartir sus sentimientos, pensamientos y problemas. Él no solamente quiere escucharle, sino que usted le escuche Él también.