Evangelio según San Mateo 7,1-5.
«No juzguéis y no seréis juzgados»
El amor deja de ser amor si no es compartido. Se tiene que traducir en la acción. Tenéis que amar sin esperar nada a cambio, actuar sólo por amor y no por las ventajas que reporta. Si esperáis algo a cambio no amáis de verdad, porque el amor auténtico ama sin condición ni segundas intenciones.
Si surge una nueva necesidad, Dios os guiará como ha guiado a aquellos de entre nosotros que cuidan de los enfermos de SIDA. No juzgamos a estos enfermos, los cuidamos sin preguntar qué es lo que les pasó ni cómo han contraído la enfermedad. Creo que Dios nos transmite un mensaje insistente a propósito del SIDA: quiere que no veamos en ello nada más que la ocasión de manifestar nuestro amor. Los enfermos del SIDA quizá despierten un amor de ternura entre muchos de aquellos que habían eliminado la ternura de sus vidas.
No juzguen, para no ser juzgados.
Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Deja que te saque la paja de tu ojo', si hay una viga en el tuyo?
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Deja que te saque la paja de tu ojo', si hay una viga en el tuyo?
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
El amor deja de ser amor si no es compartido. Se tiene que traducir en la acción. Tenéis que amar sin esperar nada a cambio, actuar sólo por amor y no por las ventajas que reporta. Si esperáis algo a cambio no amáis de verdad, porque el amor auténtico ama sin condición ni segundas intenciones.
Si surge una nueva necesidad, Dios os guiará como ha guiado a aquellos de entre nosotros que cuidan de los enfermos de SIDA. No juzgamos a estos enfermos, los cuidamos sin preguntar qué es lo que les pasó ni cómo han contraído la enfermedad. Creo que Dios nos transmite un mensaje insistente a propósito del SIDA: quiere que no veamos en ello nada más que la ocasión de manifestar nuestro amor. Los enfermos del SIDA quizá despierten un amor de ternura entre muchos de aquellos que habían eliminado la ternura de sus vidas.
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